jueves, 10 de julio de 2008

miércoles, 2 de julio de 2008

Hallado en un contenedor II











Nombrar, no, nada es nombrable, decir, no, nada es decible, entonces qué, no sé, no tenía que haber empezado.



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No, hay que encontrar otra cosa, una razón mejor, para que esto se detenga, otra palabra, una idea mejor, para ponerla en negativo, un nuevo no, que anule todos los otros, todos los viejos noes que me han hundido aquí, al fondo de este lugar que no lo es, que no es más que un tiempo para la hora eterna, que se llama aquí, y es de este ser que se llama yo y no lo es , y de esta voz imposible, todos los viejos noes que cuelgan en la oscuridad y se balancean como una columna de humo, si, un nuevo no , que solo se deje pronunciar una vez, que abra su trampa y me trague, sombra y cháchara, en una ausencia menos vana que la de la existencia. Ah , se que no sucederá así, que nada sucederá, que nada ha sucedido y que aún estoy , y sobre todo desde que ya no puedo creerlo, lo que se llama en carne viva en alguna parte allá arriba en su blenorragia de luz, insultándome. Y por eso, cuando llega la hora de los que me han conocido, esta vez irá bien, cuando es la hora de los que me conocen, es como si estuviera entre ellos, esto es lo que tenía que decir, entre ellos para verme llegar, para seguirme luego con la mirada moviendo la cabeza y diciendo, ¿es el?, ¿es posible?, antes de reemprender con ellos un camino que no es el mío y que me aleja a cada paso de este otro que tampoco puede serlo, o de quedarme solo en donde me encuentro, entre dos sueños que van apartándose, sin conocer a nadie, sin ser conocido por nadie, esto es en realidad lo que quería decir, todo cuanto tenía por decir, esta noche.





Textos para nada

martes, 1 de julio de 2008

Flâneur


El autor del presente libro no es de ningún modo un filósofo. No ha comprendido el Sistema - caso de que exista uno, y caso de que esté redondeado: ya tiene bastante su débil cerebro con la tarea de imaginar la prodigiosa cabeza de que debe uno disponer en nuestra época para contener proyecto tan descomunal - .

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El escribir es para él un lujo que le resulta más agradable y evidente en la medida que es menor el número de quienes compran y leen lo que escribe.



Johannes de Silentio







Extraído del prólogo de Temor y Temblor