viernes, 30 de mayo de 2008
Descarada ostentación de faltas y vicios
10 de noviembre
Desdeñar la comisión de una maldad dervergonzada es una manera de adquirir conciencia de que ya no se es joven (cfr 14 de octubre*). Es el tema adecuado para narrar que la juventud se ha terminado. Estaría bien no hablar nunca de juventud en la historia, sino dejarlo adivinar precisamente por la negación a soliviantarse. O si no, un título: EL FIN DE LA JUVENTUD. Y, en el fondo, el pensamiento: he aquí que no haré más estas cosas; cometeré equivocaciones reflexivas, ahora, equivocaciones de limitación, no de universalidad.
También porque la maldad desvergonzada necesita una ociosidad y una disposición al sufrimiento que ya no se tienen a los treinta años.
*Querer cometer una maldad a toda costa, violentando la propia naturaleza, es típico de la adolescencia y de la necesidad de probarse a si mismo que se es universal, más allá de toda norma.
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La única regla heroica: estar solos, solos, solos.
Cuando pases UN día sin presuponer ni implicar en nigún gesto tuyo la presencia de otros, podrás llamarte heroico.
Extraído de El oficio de vivir, diario de Cesare Pavese.
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1 comentario:
Uhmmm... Lo que me temía: me estoy poniendo viejo...
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