martes, 17 de junio de 2008

Subalternos

Nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, no somos lo que se dice reidores. Nuestros rostros y modales son muy serios. Hasta Schilinski, que en realidad es todavía un niño, se ríe muy raramente. Kraus nunca se ríe, o bien lo hace un instante, cuando ya no puede contenerse, y luego se enfurece por haberse entregado a un comportamiento tan antirreglamentario. En general, a los alumnos no nos gusta reír, o, mejor dicho, apenas podemos hacerlo. Nos faltan la alegría y el relajamiento necesarios. ¿O me equivoco? Dios mío, a veces llego a sentir toda mi estancia aquí como un sueño incomprensible.

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Hay sinceridades que sólo sirven para herirnos y aburrirnos. El sol reluce a veces como enloquecido por esas animadas calles. O bien todo está lluvioso y velado, lo que también me agrada muchísimo. La gente es amable, pese a que yo a veces soy de una insolencia inaudita.

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De Kraus tendré que hablar muchísimo. Es el más honesto y hábil de todos nosotros, los alumnos, y la honestidad y habilidad son ámbitos realmente inagotables e inconmensurables. Nada logra conmover tanto como oler y ver algo bueno y honesto. Las sensaciones de maldad y de bajeza se agotan muy pronto, pero percibir algo noble y honrado es muy difícil y a la vez muy atrayente. No, los vicios me interesan mucho, pero mucho menos que las virtudes. Ahora tendré que describir a Kraus, tarea que me inquieta enormemente.
¿Remilgos? ¿Desde cuándo? Espero que no.

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Quien está en el error tiene el suficiente descaro para exhortar a la paciencia al que está en lo cierto. Tener razón vuelve fogosa a la gente, mientras que no tenerla invita a mostrar siempre una placidez orgullosa y frívola. Quien practica apasionadamente el bien (Kraus), sucumbe siempre a aquel (en este caso, yo) cuyo corazón permanece indiferente ante lo bueno y útil.




Fragmentos de Jakob von Gunten - Robert Walser

3 comentarios:

Fede dijo...

¿Se parece un poco a Kafka, no? ¿O yo estoy loco? ¿O las dos cosas? (RISAS)

Marcelo Perez de Adelina dijo...

parece ser que durante un buen tiempo, Walser y Kafka se prestaban los recuerdos uno a otro, así lo cuenta el historiador del Mal de Montano

nadie dijo...

Fede:

Claro que sí, Kafka leyó a Walser, y parece que le gustaba.
Lo otro probablemente también sea cierto.